

Nací en un pueblo de la costa mirandina de Venezuela, llamado Río Chico y crecí en el pueblo vecino, San José, en el sector La Lucha, por lo que mi sentido de pertenencia se reparte entre ambos. En 2010 acabé mi formación de tres años como Técnico Superior Universitario en Construcción Civil y posteriormente hice dos años adicionales para completar el ciclo que me otorgó la titulación de Ingeniero en la misma área, en la Universidad Politécnica Territorial de Barlovento Argelia Laya (UPTBAL), antes Instituto Universitario de Barlovento (IUB), ubicado en Higuerote, un pueblo con aires de ciudad que siempre me ha generado una atracción especial.
Desde niña noté que tenía cierta facilidad para crear cuentos imaginarios ilustrados, esos que solían mandar las maestras de primaria como tarea para la casa. Disfrutaba mucho el proceso creativo y a la vez, casi sin darme cuenta, desarrollaba un gran interés por la redacción y la ortografía. Ya en la adolescencia me imaginaba trabajando para algún periódico, ejerciendo como redactora.
A los 16, durante el bachillerato, tuve que elegir tres opciones de carreras para la prueba de la OPSU y señalé las tres que más me llamaban la atención para entonces: Comunicación Social, Psicología e Idiomas Modernos.
Aunque finalmente terminé estudiando algo completamente distinto, el gusto por aquellas tres áreas nunca desapareció. Desde hace años procuro aprender inglés de forma autodidacta a modo de hobbie, y, en 2020, abrí mi propio blog. En él combino la escritura con la exploración de la psique humana, enmarcada por el misticismo, el drama y la fantasía.
De este modo, narro a través de mis propias letras, historias ajenas que he presenciado de cerca a lo largo de mi vida, así como vivencias personales, todas ellas encarnadas en personajes ficticios.
Creo que, de alguna u otra forma que aún no comprendo del todo, estamos conectados. Que muchos de nuestros conflictos y sentires se repiten en distintos lugares del mundo y que, en algún punto de la vida, todos nos cruzamos con una historia ajena en la que logramos reconocernos.